domingo, 8 de marzo de 2020

Mi Decálogo contra el Coronavirus

Minutos antes de entrar como epidemiólogo de guardia de mi Área Sanitaria, repaso ese Decálogo contra el Coronavirus, diseñado entre consultas. Lo redacto a título personal, con algún que otro apunte de mi hemisferio derecho -el más emocional- y de alguna institución puntera en el tema. A mí y a los míos nos sirve; ojalá sea útil para otras personas.
1.- Seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias. Me consta que están volcadas en controlar esta epidemia y que trabajan/trabajamos de continuo para hacerlo. Sus decisiones no son caprichosas, ajustándose a los protocolos establecidos. Por ello, si me aconsejan que por cualquier motivo debo permanecer en casa, me quedaré en casa.
2.- Conocer los cauces establecidos para resolver dudas -como los teléfonos de información-, haciendo un uso responsable de ellos. A veces convendría no leer tantos titulares ni escuchar opiniones de personas relevantes en otras disciplinas, pero absolutos ignorantes en esta.
3.- Permitirse tener miedo -a fin de cuentas es una emoción de lo más humana-, aunque tratar de gestionarlo bien. Esos miedos irracionales nos bloquean y a menudo hacen que tomemos decisiones precipitadas. Desde la histeria estaremos siempre invalidados.
4.- Evitar el contacto estrecho con personas enfermas -principalmente de ser casos probables o confirmados, durante su periodo de transmisibilidad-. En principio no hay que realizar actuaciones especiales ante animales o alimentos.
5.- En la medida de lo posible, evitar tocarse ojos, nariz y boca, por ser las puertas de entrada para el virus. Últimamente estrechamos menos manos. Asimismo, desinfectar regularmente con rociadores o toallitas domésticas aquellos objetos o superficies que tocamos de continuo.
6.- Procurar las medidas habituales de higiene, sobre todo en lo relativo al lavado de manos: con agua y jabón, durante al menos 20 segundos, en especial después de sonarse la nariz, toser o estornudar, antes y después de comer, antes y después de ir al baño... Y por supuesto, siempre que estén visiblemente sucias.
7.- De no haber tal posibilidad, utilizar un desinfectante de manos que contenga al menos un 60% de alcohol... Y en cuanto podamos, lavárnoslas bien.
8.- Cubrirse nariz y boca con pañuelos desechables durante la tos o el estornudo, para arrojarlos a continuación a la basura. No toser sobre nuestras manos ni sin poner contención. De haberlo hecho sobre alguna superficie, proceder a su desinfección según indicamos.
9.- Utilizar mascarillas en el caso de estar enfermo. También se consideran esenciales entre el personal sanitario y los cuidadores en entornos cerrados. Su empleo sistemático -por ejemplo, yendo por la calle- en estos momentos y en nuestro medio no se considera necesario.
10.- Seguir sonriendo -un gerundio tan cargado de beneficios para la salud-, seguir disfrutando de tantas cosas positivas de nuestra vida, seguir creyendo en el ser humano. Porque estoy convencido de que -permitiéndome otra licencia desde mi argot más deportivo- al final este partido lo vamos a ganar.

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