De mi despacho en la Sección de Epidemiología al sofá de nuestro salón... O viceversa. Así transcurre otra semana más como epidemiólogo de Área, cubriendo mi puesto ante esta epidemia por Coronavirus. Y es tal la simbiosis entre ambos sitios, que ayer por la tarde, al recibir una llamada particular, respondí como si estuviera contestando a ese teléfono de guardia.
A las diez de esta noche me encontraba en casa donde -siguiendo las indicaciones oportunas- ha permanecido todo el día el resto de mi familia. A través de la ventana del dormitorio he escuchado una salva de aplausos que, según me ha aclarado Manuel pequeño, iban dedicados a nosotros los sanitarios -y demás profesionales implicados en esta crisis- que en estos días combatimos contra tal situación.
Aun cuando estemos cumpliendo con nuestro trabajo, ha sido un detalle entrañable. A fin de cuentas, las personas seguimos siendo animales... Y de vez en cuando, también agradecemos que nos acaricien.
Nuestra Princesita se ha sumado a esos aplausos antes de preguntarme que cuándo íbamos a quitarle su corona al dichoso virus. Le he prometido que pronto. Eso sí: solo lo conseguiremos con la ayuda de todos.
domingo, 15 de marzo de 2020
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1 comentario:
Ánimo Manuel, y como bien dices, con la ayuda de TODOS.
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