Durante estos días hemos convertido al Ajedrez en uno de nuestros juegos de cabecera. De momento, la Sirenita está aprendiendo aunque -como les pasa a muchos mayores- tiene demasiadas prisas. El Principito, más sereno, desea que todo se solucione para optar al campeonato escolar de su categoría en esa última ronda a la que llega segundo.
De hecho, en el cuento improvisado de anoche, retábamos ante un tablero al maldito Coronavirus. Ella se pidió ser Reina; él prefirió Caballo... Yo elegí una pieza de Alfil. Quizá porque sea la figura que más identifico con mi condición de epidemiólogo: cerca del puesto de mando, con posibilidad de desarrollarse en cualquier diagonal, responsable pero limitado por el color en sus movimientos... Quizá porque en este combate de estrategia la considere fundamental para romper las defensas de nuestro adversario... Quizá porque en cada jugada que haces, muestras una parte de tu personalidad.
Ante ese enroque imaginario, comparto también que mi posición como sanitario ha variado a lo largo de este mes. Si al principio estuve en primera línea valorando cada caso, realizando sus estudios de contactos o implementando cualquier acción preventiva -al igual que en una partida, estábamos en fase de contención-, ahora realizo la mayor parte de ese trabajo desde mi Sección. Así, completamos encuestas epidemiológicas -incluyendo los resultados de test-, introducimos datos en esas bases desde las que luego -entre otras muchas cosas- se dibujan las famosas curvas... y por supuesto resolvemos dudas, redactamos informes o quedamos a disposición del devenir de cada jugada.
Desde este escaque de Alfil, mi reconocimiento sigue siendo para esos Peones -sanitarios o no- que permanecen en vanguardia. Por eso me duele que con todo cuanto están haciendo y con todas las medidas que están tomando para protegerse y protegernos contra la enfermedad, en algunos casos hayan recibido mensajes amenazadores de sus propios vecinos o incluso se hayan ensañado con sus bienes. Particularmente jamás pensé que este otro virus -sin duda aún peor que el que lleva corona- pudiera darnos un jaque así.
En cualquier caso, a pesar de las circunstancias, seguiremos siendo y estando. Sin abandonar nunca; pero también sin olvidar que, como advirtiera el campeón mundial de Ajedrez Vasili Smyslov, en este deporte como en la Vida, el rival más peligroso puede ser uno mismo.
miércoles, 15 de abril de 2020
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