Creo que la primera vez que escuché Resistiré del Dúo Dinámico fue en aquella fiesta universitaria, siendo estudiante de Medicina. Ante el bullicio de fondo, me quedé con su ritmo pegadizo sin entrar demasiado en la letra. Sinceramente, me gustó... Y nos cargó de energía ante ese final de curso que avecinaba.
La última vez que la he oído ha sido esta noche, en el balcón de mi casa. Allí, después de tantos aplausos a ese personal que sigue estando fuera para que la mayoría pueda estar dentro, nuestro Principito despliega su trombón y corresponde con cada nota a los vecinos que tararean el estribillo de tal canción. Sencillamente, me encanta... Pero ante esa ovación final, tampoco esta vez me fijé en su letra.
Las últimas cuarenta y ocho horas han resultado para nosotros especialmente duras. A la batalla de cada día contra el maldito Coronavirus, se han sumado tres adioses muy sentidos: nuestro primo Modesto, nuestro amigo Tano, mi colega Antonio. Tres excelentes personas. Descansen en Paz.
Por ellos, por todos, sonará cada tarde el trombón del Principito para recargarnos de energía y recordarnos que aquí no se rinde nadie. ¡Nadie de nada!, que dice mi Sirenita. A fin de cuentas, aunque los vientos de la vida soplen fuertes, somos como el junco que se dobla pero siempre sigue en pie.
jueves, 2 de abril de 2020
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2 comentarios:
La sensibilidad está a flor de piel....
Te acompaño en el sentimiento, compañero.
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