Entre las cien películas que hemos compartido durante estas seis semanas de confinamiento, Un paseo por las nubes, dirigida por Alfonso Aráu, ha sido una de las que más nos gustó. Ambientada al final de la II Guerra Mundial, hilvana un drama romántico de desenlace feliz en el que sus protagonistas acaban superando todas las adversidades.
Salvando las distancias y parafraseando ese título, así nos ha parecido hoy el paseo que hemos dado con los niños por el espacio público natural de esa ribera del río Bernesga, en León. Cumplimos estrictamente con cada recomendación: la Sirenita con mamá, el Principito conmigo -compartiendo destino, pero ambos dúos por separado-, mascarillas adaptadas, máximo una hora y a menos de un kilómetro de distancia de nuestra casa. Aunque esta vez sin juguetes, hemos andado, corrido, saltado, conectado de nuevo con la Naturaleza... A Manuel pequeño le sorprendió la cantidad de Garzas que habitan el río; a la Sirenita, que existan Sauces llorones que en lugar de lágrimas derramen polen.
Ambos coincidieron con varios de sus amigos... Y siempre mantuvieron las distancias, cumpliendo con las medidas de seguridad que previamente habíamos comentado. ¡Son unos campeones!
Ojalá que este guión que les ha tocado vivir -quizás al final de otra guerra de lo más particular- acabe también teniendo un desenlace feliz. Que por algo, como cantara ese Aute que recientemente se nos fuera, todo en la vida es cine... Y los sueños cine son.
domingo, 26 de abril de 2020
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1 comentario:
Buenas noches:
Ante algún mensaje privado indicándome la irresponsabilidad de muchos padres/madres en esta primera salida autorizada con sus hijos, quiero manifestar que en nuestro caso ha sido en su totalidad conforme a las normas establecidas. Así fue también por parte de los otros niños y acompañantes con quienes coincidimos... E incluso quiero significar que durante la hora escasa de nuestros paseos -aproximadamente entre las 13:00 y 14:00 horas, por el Paseo de la Condesa de León, mi mujer con la niña por un lado y yo con el niño por otro-, no percibí ningún incumplimiento que llamara mi atención.
A partir de ahí, evidentemente, cada cual debería asumir su responsabilidad sin que se nos cargue a los muchos que lo hacemos bien con culpas que no tenemos.
A pesar de las circunstancias, mil sonrisas.
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